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La zona arqueológica más visitada de México ha recibido 330,000 turistas extranjeros y 260,000 mexicanos en lo que va del 2021

Chichén Itzá, Yucatán 8 de agosto 2021. Las zonas arqueológicas de México son la evidencia fiel del legado de nuestros antepasados, que han permanecido hasta nuestro días resguardando elementos que nos han permitido conocer más de su cultura y las actividades que realizaban, convirtiéndose en un importante atractivo turístico que genera grandes flujos de visitantes.

Y una de las zonas arqueológicas del país más admiradas del mundo, localizada en el Estado de Yucatán, vuelve a retomar su fortaleza, Chichen Itzá, ya que de acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH),ha sido la más visitada en lo que va del 2021 al registrar un flujo de 330,000 turistas extranjeros y 260,000 mexicanos, atraídos por conocer este majestuoso y místico destino.

No es para menos que esta zona arqueológica se le considere una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno, donde la conjunción de ciencia y cosmogonía maya se hacen presentes. 

Esta enorme afluencia de viajeros de todos los rincones del planeta se debe, además de su magnificencia, a la expectativa que despierta presenciar la magia de un fenómeno mundialmente conocido durante el equinoccio, en el que desciende la serpiente en la pirámide de Kukulcán, también conocida como “El Castillo”, el cual puede disfrutarse no sólo en marzo, sino también alrededor del 21 de septiembre.

Con el paso de los siglos, los antiguos mayas se hicieron expertos en el conocimiento matemático, en ingeniería, arquitectura y acumularon avanzadas nociones astronómicas, por lo que reconocieron que ese hecho cósmico que ahora llamamos equinoccio, es decir, cuando el sol se encuentra sobre el ecuador durando lo mismo el día y la noche, podía ser reflejado en magníficas construcciones, y que ello podría representar, tanto el aviso de la nueva época de cosecha como la oportunidad para llenar los corazones de estupor con el descenso de Kukulkán, la versión peninsular del dios tolteca Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, en la magna pirámide situada en el área ceremonial de Chichén Itzá. 

Este descenso se debe a la dirección de la luz solar que cae con cierto ángulo en las escalinatas y proyecta sombras que semejan la aparición de la deidad representada por la serpiente. Los asombrados visitantes deben colocarse a un costado de la pirámide poco después del mediodía para contemplar cómo se forman siete triángulos hasta llegar a la base donde reposan enormes cabezas de serpientes de piedra con sus fauces abiertas. Un espectáculo que todos debemos atestiguar.

KUKULKÁN OCULTO DURANTE SIGLOS

El origen del presente éxito de Chichén Itzá inició hace cerca de 4,000 años, cuando los habitantes de las aldeas de la península empezaron a distinguir cómo los rayos del sol, dependiendo de la época, se proyectaban de manera peculiar y generaban sombras que avisaban sobre momentos críticos para la sociedad maya: tiempo de sembrar la tierra, la inminencia de las lluvias, el momento de la cosecha.

Lo extraordinario es que después de la población maya dejara de habitar Chichén Itzá, debido a diferentes factores climáticos y sociales, la jungla empezó a ocultar las portentosas edificaciones. Fue hasta 1936 que su parte exterior fue descubierta por habitantes de la zona arqueológica, pero tuvo que esperar hasta la década de los setentas para que el gobierno diera a conocer internacionalmente la maravilla lumínica y acústica de El Castillo.

Entonces, llegaron los arqueólogos, se escribieron libros, se organizaron conferencias y con ello la fama mundial de la que hoy goza este imán turístico en Yucatán. 

Hoy, cuando las medidas contra la contingencia sanitaria empiezan a dar resultados es posible volver a presenciar este fenómeno que cautiva a personas de todo el planeta. Es tiempo para todos aquellos curiosos que hayan sido protegidos con las vacunas, hagan planes para no perderse durante este inicio del otoño la magia científica y cosmogónica de los antiguos mayas.

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